“¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24,1-12). Esta misma pregunta que se les hizo a las mujeres que fueron al sepulcro aquella mañana, es la misma que nos hacemos hoy nosotros dos mil años más tarde. ¿Dónde está Jesús? ¿Dónde está el Señor para nosotros? ¿Muerto, clavado en una cruz? ¿Enterrado en un sepulcro? La respuesta, sin duda alguna, es NO. Cristo vive, Cristo ha resucitado, no sólo hace miles de años, sino hoy y cada día del presente.
La oscuridad ha dado paso a la Luz, el silencio ha sido roto por la Palabra, el Agua nos ha dado la vida nueva, y esa vida se hace eterna a través del Pan y el Vino.
Esta vida nueva nos da la oportunidad de regalar a los demás, de trabajar por los demás, de dejarnos quemar para resurgir nuevos, de no tener miedos ni malos rollos, de ser luz y de ser sal, de ser reflejo de la Luz de Cristo.
Por eso, de nuevo la pregunta: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” ¡Feliz Pascua de Resurrección!