Mi Belén es un poco vintage, y en él no existen las escalas proporcionales, ¡las gallinas son más altas que la Virgen María!, pero me resulta imposible sustituirlas por otras nuevas, a pesar de la insistencia del resto de la familia y de que todo el que viene a verlo me pregunta que dónde está el misterio. Pero es que estas figuritas tan descoloridas y chiquitinas (el niño Jesús parece sacado de un tarro de colonia Nenuco, ¿os acordáis?) me hacen constatar que Dios siempre se hace presente de la manera más humilde, dándonos ejemplo de vida.
sábado, 24 de diciembre de 2011
Esta noche es Nochebuena y mañana, Navidad
Mi Belén es un poco vintage, y en él no existen las escalas proporcionales, ¡las gallinas son más altas que la Virgen María!, pero me resulta imposible sustituirlas por otras nuevas, a pesar de la insistencia del resto de la familia y de que todo el que viene a verlo me pregunta que dónde está el misterio. Pero es que estas figuritas tan descoloridas y chiquitinas (el niño Jesús parece sacado de un tarro de colonia Nenuco, ¿os acordáis?) me hacen constatar que Dios siempre se hace presente de la manera más humilde, dándonos ejemplo de vida.
viernes, 4 de noviembre de 2011
Una del Oeste
jueves, 27 de octubre de 2011
Once de once
Mucho, aunque hace mucho tiempo que no practico una lectura reposada, por placer, sino más bien por obligaciones (aunque gustosas).
Soy de la generación del bibliobús.
2. ¿Te gusta escribir? ¿Desde cuándo y en qué género te gusta más hacerlo?
Sí, es como una necesidad, por eso, el nacimiento de este blog hace casi dos años fue algo muy bueno para mí.
Mi estilo es…bouganvillero.
3. ¿Irás al estreno de Amanecer? :)
Noooo, cada vez que veo a Edward Cullen me dan ganas de comprarle un bocadillo de jamón. Mi hijo seguro que irá al estreno y me la contará, cuando me la pueda bajar de internet la veré, si aguanto despierta.
4. ¿Tu escritor/a favorito?
Ninguno en particular, me engancha la historia en sí.
5. ¿Tu película favorita?
Tengo muchas, pero por ejemplo, Gressy, Pretty Woman,… Porky´s (un referente de mi adolescencia)
6. ¿Tu mejor momento del día?
No sé, cuando estoy relajada, por ejemplo, leyendo, escribiendo o dándole vida a mis caprichos culinarios.
7. ¿Alguna amiga/o de la infancia, la adolescencia, que recuerdes con más añoranza, alguien a quien no has vuelto a ver y te gustaría hacerlo?
Tengo la suerte de que mis amigas de entonces siguen siendo las de ahora, aunque me gustaría volver a ver a gente del insti, aquella época fue maravillosa.
8. Se acercan entrañables fiestas, ¿te gusta la navidad? ¿Por qué, o qué es lo que más te gusta?
Me encanta la Navidad, aunque con los años se vuelve una más melancólica, ahora que el zafarrancho de montar el Belén no me lo quita nadie, y preparar el menú navideño es una gozada.
9. Un deseo para el nuevo año que se apróxima.
Por supuesto, trabajo, mucho trabajo, para todo el mundo y que esto empiece a remontar.
10. ¿Un miedo oculto que no puedas evitar aunque sepas que es absurdo o sin sentido?
A conducir, no lo puedo resistir, sé que es absurdo, o estoy esperando que el carnet se transforme en alfombra mágica.
11. Ahora te pregunto, ¿a qué edad te enamoraste por primera vez?
¡Uy, hace mucho ya! Lo mejor de todo es que ese primer amor sigue vigente como el primer día.
Engañabobos
Para empezar, la chica que me llamó por teléfono no estaba, pero me atendió una compañera con grandes dotes comerciales y bastante charlatana, y haciendo caso omiso a la vocecilla interna que me advertía sobre su tono compadre de “tú y yo hemos comido en el mismo plato”, le pregunté qué me ofrecía.
De entre toda la exposición de móviles, me gustó uno en particular, pero he aquí que para poder llevármelo tenía que pagar un suplemento de 29 euros. Le dije que entonces no me interesaba cambiar por el momento pero ella me contestó muy afusiva: “¡No te preocupes, yo te añado puntos, tú me traes un móvil cualquiera que tengas en casa y te lo llevas sin coste alguno!” “¿Seguro, seguro?” le pregunté yo, “Por supuesto” me contestó. Así que la tarde siguiente, haciendo un forzado hueco en mi agenda diaria, me presenté de nuevo en la tienda, móvil antiguo en mano.
Después de sacar número y esperar un rato, llegó mi turno. Con su estilo familiar y campechano, la dependienta sacó del almacén el aparato de mis deseos y me pidió el viejo; le hizo muchísima gracia que viniera con su embalaje original, su cargador y todo en buen estado (de hecho, el móvil funciona), le desmontó la batería y fue a pasarlo por el escáner. Aquí vino la sorpresa, resulta que ahora no me descontaba nada por el móvil, ya que el modelo era antiguo. Me preguntó si no podía llevarle otro, le dije que no, así que no me quedaba más remedio que acoquinar 29 euros para poder llevarme el aparato nuevo.
Llegados a este punto le contesté que para eso, me quedaba como estaba, pero que eso no era lo que ella me había constatado el día antes. He aquí cuando su tono amigable se tornó algo chusco con un “¿Cómo, cómo, cómo?” bastante fuera de tono, al que yo respondí en un tono “perdona bonita, pero tengo más años que tú, y sé hablar con educación” diciéndole que, con absoluta certeza, ella me había ofrecido el terminal nuevo a cambio de CUALQUIER móvil (me pregunto qué significado tiene la palabra “cualquier” para ella), y me marché con la cabeza levantada, muy digna, aunque el coraje lo llevaba por dentro.
En el camino de vuelta a casa le daba vueltas al tema: qué hay que ver qué poca vergüenza, mi gozo en un pozo, y frases por el estilo. Llegué a varias conclusiones: que nadie vende duros a cambio de cuatro pesetas, que aquella célebre frase de “el cliente siempre lleva la razón” ha quedado obsoleta, que vivimos en una espiral de consumismo en la que todos giramos más o menos rápido (porque, en realidad, ¿para qué quiero yo otro móvil si éste funciona a las mil maravillas para lo que yo necesito) y en resumen, que para qué me voy a irritar, habiendo cosas más importantes por las que preocuparse. Al menos, la experiencia ha servido para algo: la musa de la inspiración me ha visitado dando forma a este post.
Ahora, que una cosa sí quiero decir: lo a gustito que yo me quedaría si me llamaran en otra ocasión de la misma tienda y les dijera que cómo quieren la pedorreta, si en mono o en estéreo.
lunes, 19 de septiembre de 2011
El barrio del caramelo
Situada en la zona norte de Málaga, el visitante es recibido por dos hileras de palmeras que flanquean paralelas la avenida Jacinto Benavente, o como decimos los de aquí, la carretera grande.
Es un barrio joven, nacido en el primer tercio del siglo XX, que nació al margen izquierdo del río Guadalmedina, fruto del desarrollo demográfico de Málaga en distintas épocas. Así tenemos las Casas Baratas, germen inicial del barrio o los bloques de la Sagrada Familia, ambos casos claros ejemplos de iniciativas consistoriales o sindicales, o Las Flores, Parque del Sur y Jardín de Málaga, testigos del boom demográfico de los años 60 y 70, o la “anárquica” Mangas Verdes”, construida sin orden ni concierto en sus primeros años. También están las barriadas nuevas, los bebés de estos últimos quince años: Huerta Alta, Jardín Botánico,…
Edificios destacables, por ejemplo, el Polideportivo de Ciudad Jardín, a mano izquierda entrando a la ciudad. Fue sede del Unicaja hasta que pasó al Martín Carpena. El Polideportivo fue en su tiempo canódromo, tengo vagos recuerdos de las carreras de galgos, amén de fotografías con apenas un año y medio en la explanada que hoy es la Plaza de John Fiztgerald Kennedy. La iglesia de Cristo Rey que siempre pensé que era más antigua y no, fue consagrada en el año 1944. Las torres de la Sagrada Familia, dos enormes bloques de viviendas, pertenecientes a la barriada del mismo nombre, que la presiden rodeadas de los bloques más bajitos. Es como nuestra versión malagueña de las Torres Gemelas. Popularmente se las conoce como las torres de la Unicaja, por la sucursal que hay en uno de sus bajos y por el inmenso luminoso que culmina la azotea de una de ellas. Y el estadio de La Rosaleda, sede del C.D. Málaga, que los días de partido colapsa el tráfico de toda la zona.
La fisonomía humana de mi barrio es, principalmente, de clase media trabajadora, exceptuando salvedades. Además, la mayor parte de los vecinos o sus ascendentes pertenecen a los pueblos adyacentes por la parte norte de Málaga, es decir, Casabermeja, Riogordo y Colmenar. De hecho, a Jardín de Málaga se la conoce con el apodo de “El Lugarcillo”, como extensión urbana de su hermana mayor, El Lugar, o mejor dicho, Casabermeja.
El estilo de vida es, seguramente, como la de cualquier ciudad andaluza. Las horas punta suelen ser las nueve de la mañana y las dos de la tarde, cuando toda la chiquillería y sus madres entran o salen de los colegios, las mañanas bulliciosas en la calle Emilio Thuiller o, lo que es lo mismo, la carretera chica, paralela a la avenida principal, donde el autobús de la línea 2 le gana por goleada al 26, en contrapunto con la tranquilidad de la zona alta del barrio porque eso sí que tiene Ciudad Jardín, exceptuando las calles Emilio Thuiller, Rosario Pino o la avenida Jacinto Benavente, todo lo demás es cuesta arriba o cuesta abajo, según para dónde se vaya. Hay que tener buenas piernas para vivir aquí… o la tarjeta del bus.
Evento semanal destacado es el Rastro de los jueves, que se instala paralelo al lado oeste del Polideportivo, donde se puede adquirir desde fruta hasta un bolso de lo más chic por pocos euros. Es cita obligada del sector femenino, el planning es dejar a los niños en el cole, tomarse el desayuno en el bar y ¡hala! al Rastro.
sábado, 3 de septiembre de 2011
Sobre abanicos y otras casualidades
Yoli tiene mi misma edad, de hecho, nos llevamos dos meses. Los padres de ambas fueron de los miles de españoles que emigraron a Suiza buscando una vida mejor y, a consecuencia de ello, las dos nacimos allí. Mi familia volvió para España, pero la suya siguió allí. No perdimos el contacto durante años y nuestras vidas corrieron, sin saberlo, paralelas, de tal manera que, el día de mi boda me llevé la inmensa alegría de que vinieron a Málaga para acompañarnos, pero los más gracioso es que ¡ella volvía de su luna de miel con su marido! Cuando nació mi primer hijo, le escribí para darles la noticia y ella tardó en contestarme porque poquito tiempo después venía al mundo Marvin, su primer hijo. Años más tarde vinieron de vacaciones, ya las dos teníamos dos hijos cada una y cuál fue mi sorpresa cuando descubrimos que nuestros hijos pequeños habían nacido el mismo día pero con un año de diferencia. Hace ya bastante tiempo que nos despistamos un poquito, yo cambié de domicilio y perdí su dirección, pero me gustaría saber de su vida de nuevo, porque es de esas amistades que, viéndose tan poco, son especiales.
El otro ejemplo son Paco y Toñi. Toñi es prima de mi marido y yo la considero mía propia. Ambos son de esa gente buena a la que es fácil querer. Paco y Toñi y mi marido y yo nos casamos con un mes, más o menos de diferencia; cuando, los meses previos a los enlaces, nos veíamos, comentábamos como llevábamos el arreglo del piso y demás parafernalia. Poquitos días antes de su boda, cuando fuimos a ver su casa, me dijo: “¿A qué no sabes que regalito voy a repartir en el banquete?”, “¿No serán abanicos?” le contesté yo. La cara de las dos fue un cuadro, habíamos tenido la misma idea, además muy propia para los meses de Julio y Agosto.
En definitiva, se me ocurre una nueva teoría matemática por la que las personas somos puntos brillantes en el Universo, que se mueven a su libre albedrío, que nos cruzamos, chocamos o vamos paralelos y que construimos un mundo bastante divertido.
miércoles, 31 de agosto de 2011
Cada día, más bello
La fábula que narro no es mía ni sé su procedencia, pero como todas las fábulas tiene una moraleja, y en este caso, de las que te dejan con tu propio corazón sobrecogido y con la cabeza dándole vueltas al mensaje.
“Nadie es profeta en su tierra” me dijo cuando le felicitaba porque esta serie fue expuesta en la exposición Neue Urbane Kulturen in Spanien (Nuevas culturas urbanas en España) en el Freies Museum de Berlín. Yo, en aquel momento, me acordé de Antonio Banderas, que tuvo que irse a Estados Unidos para que aquí lo empezáramos a ver con otros ojos.
Su obra ya ha salido de las fronteras españolas rumbo a Europa y me alegra mucho pensar que, con mi post, he colaborado un poquito en que su obra viaje también al otro lado del Atlántico.
No sé cómo y con qué intención, mi post ha sido tan visitado, lo más seguro es que haya sido buscando esta fábula tan hermosa. Sea como fuere, quiero agradecérselo a toda aquella persona que se haya parado un poquito en este rincón tan personal y que haya leído tan bello cuento y admirado ese corazón tan sugerente que lo ilustra.
domingo, 14 de agosto de 2011
Así da gusto cumplir años
Me gusta muchísimo esta expresión, “proyecto de vida en común”, que a simple vista puede resultar algo técnica y fría, pero que encierra un contenido muy profundo aunque no resulta tan romántica al oído como otras expresiones.
Gracias a Dios, no somos los únicos; en estos tiempos “rápidos” que nos ha tocado vivir hay muchas más parejas como nosotros. ¿Fórmula mágica? No existe, sólo hay una serie de ingredientes que cada persona posee en su interior y que solamente hay que saber descubrir y sacarlos fuera: empatía, entrega, sacrificio, renuncia, paciencia, templanza, alegría y amor; este último nos viene de serie, aunque no nos lo creamos. Nos lo regaló Dios y es una pena no compartirlo.
En cuanto a nosotros, mi marido me pregunta que cómo podemos estar juntos siendo tan diferentes, porque lo somos, y un rato largo: para las comidas, para la música, para la ropa, para los colores (¡ay, ese beige del salón!), para… pero yo le contesto que él es mi ying y yo soy su yang.
Yo le conozco metido dentro de un saco y, aún así, no deja de sorprenderme; amo todas sus virtudes, pero también amo todos sus defectos, porque unos y otros le hacen ser quien es. Es mi media naranja y, a veces, mi medio limón.
Así que hoy, que cumplimos dieciocho añitos de casados, estamos tan felices como en la foto, eso sí, con más canas, más kilillos y más achaques, y nuestro plan para hoy es celebrarlo, en compañía de aquellos que también estuvieron a nuestro lado aquel 14 de Agosto de 1993, y que nos han acompañado a lo largo de todos estos años y que esperamos que nos acompañen en nuestras bodas de plata, y como no, en las de oro.
domingo, 10 de julio de 2011
Mi gente
En navidades hacemos la Ruta de los Belenes, que no es visitar todos los nacimientos que se montan en el Ayuntamiento, cofradías y otros lugares insignes de Málaga, sino visitar nuestros propios belenes, los que montamos en nuestras casas, y de paso, merendar y casi, casi cenar.
En verano, la cosa va más allá, no sólo vamos a la playa en plan asalto, con el campamento de sombrillas que aumenta por momentos para horror de vecinos playeros colindantes, en especial, parejitas de novios que buscan relax para pelar la pava, sino que, poco a poco, vamos dando forma a lo que será un clásico, espero que dentro de muchos años: ir a la casita de campo de Maite.
¿Por qué todo lo que se hace a la barbacoa sabe delicioso? Bueno, las brasas dan a la carne y al pescado un sabor especial, pero creo que el ingrediente principal es la compañía, que viene de la mano de muchísimas carcajadas, de las incipientes batallitas de las abuelas, de volvernos más escandalosos que nuestros propios hijos, que nos miran alucinados,… en fin, uno de los grandes placeres de la vida, el poder ser uno mismo, sin trampa ni cartón, con nuestros defectos y nuestras virtudes, y saber que nos quieren y queremos tal y como somos. Va por todos vosotros, que recargáis mi vida de energía positiva y que espero que estemos juntos por muchísimos años más.
martes, 28 de junio de 2011
La magia del teatro
Un año más tarde, nos invitaron a una cena muy especial, donde el plato principal era “Sopa”.
En 2003, juntos aprendimos lo necesario que es soñar, en un inquietante “Laboratorio de Sueños”. Y esas navidades, descubrimos el verdadero sentido de la Navidad, viviendo unas “Navidades Picassianas”.
Tras una larga pausa de cuatro años, juntos viajamos de la mano de una niña soñadora llamada Alicia a un mundo maravilloso donde todo estaba al revés.
Todos estos años vividos, todas estas historias contadas, todo el esfuerzo, dedicación y entrega de todos los que dieron y hemos dado vida a los personajes, todo el trabajo de aquellos que colaboraron y han colaborado en la creación de decorados y vestuario no hubieran sido posibles sin el empuje de alguien que supo contagiarnos su amor por el teatro.
Por eso hoy, queremos agradecer a Don Pedro el estar aquí y el habernos concedido la oportunidad de ser hacedores de magia, la magia del teatro. Desde el corazón, por siempre, muchas gracias, profesor.
sábado, 25 de junio de 2011
¡Hasta siempre!
La mañana fue muy sentida, con una fiesta cortita pero con mucho encanto. Los papás tanto de 3º de Infantil como 6º de Primaria pudimos compartir con nuestros hijos un momento clave de su existencia. Cada curso preparó una actuación especial y particular para compartir con el resto de sus compañeros y, después, la fiesta continuó hasta las una de la tarde en cada aula con su tutora.
Pude sentir mucha alegría, mucho cariño y muchas lágrimas, sobre todo de los alumnos de 6º. Ya han dejado de ser los más grandes del patio y vuelven a convertirse en los más pequeños con su paso a Secundaria. A sus doce años cumplidos o por cumplir, ya empiezan a romper el cascarón y los niños van dejando de serlo para convertirse en adolescentes, que afrontan la ESO, como ellos dicen, con mucha ilusión pero también con cierto nerviosismo e incertidumbre ante lo nuevo.
Para terminar la noche, ellos, junto a sus profesores se fueron de cena y mientras, los padres volvimos a casa casi sin poder hablar, más que nada, por el nudo que llevábamos en la garganta. Esta mañana, mientras dormían, los teléfonos han echado humo, las mamás somos así, no podemos resistirnos a compartir nuestras emociones. Este “hasta siempre” nos ha dejado muy buen sabor de boca y creo que pasarán años para que otro evento parecido pueda superarlo. ¡Felicidades, chicos! ¡El futuro es vuestro!
sábado, 18 de junio de 2011
Mi casa es la mejor,...al menos para mí
El caso es que durante años, las parejas próximas a casarse enseñaban su nuevo hogar los días previos al enlace. Con el tiempo, la costumbre parece haberse relajado, al menos en la capital. Tal vez los estilos actuales de vida han influido en ello: las parejas se van a vivir juntos sin pasar por la vicaría o el juzgado, los jóvenes se independizan del hogar paterno antes de formar el suyo propio; otras veces, el importante desembolso económico que supone montar una casa les hace empezar sólo con lo imprescindible, léase, cocina y dormitorio.
Cuando alguien enseña su casa hay dos sentimientos encontrados: por un lado, el deseo de compartir con los seres más cercanos la alegría que se siente al iniciar este nuevo proyecto de vida, pero, por otro lado, también se manifiesta ese sentimiento maquiavélico de “restregar” tu dicha, especialmente a vecinas cotillas y familia política, y ojito con no olvidarte de avisar a ésta última, pues seguramente te lo estará recordando cada vez que coincidáis en un evento familiar común. Es algo así como tener un interesante diálogo a tres bandas con el angelito y el diablillo que se sientan en tus hombros.
Toda esta perorata viene a colación de un programa nuevo que se estrenó hace unos días en televisión. Es un concurso en el que cuatro participantes se enseñan sus respectivas casas entre sí y al resto de los televidentes; luego se votan entre ellos y el que sume más puntos recibe un premio económico.
Como el tema de la decoración es uno de mis favoritos y llevaban anunciando el concurso varios días, me picó la curiosidad y me puse a verlo la otra noche.
El resultado, por desgracia, más de lo que se estila en televisión en los últimos tiempos. A veces pienso que el ente televisivo tiene escondido un genio científico que ha descubierto el gen cotilla en nuestro adn y lo está explotando como la gallina de los huevos de oro, no al científico, sino al gen.
Visionado, sentada en el sofá, es para reír o llorar, según como le coja al cuerpo. A nadie le importa, ni siquiera a los propios concursantes el cariño con el que cada uno de ellos arregla y enseña su casa, simplemente porque es su casa. La idea es ganar, aunque sea poniendo de vuelta y media al “contrincante”, por la sencilla razón de que no tiene tu mismo estilo.
Por su puesto, la cordialidad, el agasajo, el que el otro te quiera hacer sentirte a gusto no suma puntos. La dinámica es la siguiente:
El dueño de la casa de turno recibe a los otros tres participantes, les da la bienvenida y los deja solos para que curioseen su casa. Después los invita a un aperitivo y cada uno otorga su puntuación y su opinión en sobre cerrado. Así en las cuatro casas. Al final del programa, cada uno por separado abre los sobres para ver las votaciones y, el que gana, además un talón con el premio. Resumiendo: por ¿mil euros?, invitas a tu casa a tres desconocidos (y medio país), dejas que la fisgoneen, los invitas a comer y después tienes que esperar a ver el programa para ver cómo te critican. Interesante, ¿verdad? ¿Quién se apunta? Yo no, por supuesto.
Mi casa no es la mejor, yo lo sé. Con los años, le voy haciendo cositas con el único fin de que todos estemos más a gusto en ella. Cuando alguien viene de visita, quiero que se sienta como uno más de la familia y no debemos de hacerlo muy mal de todo, porque mi casa es bastante concurrida. Mi casa no es simplemente una casa, es mucho más, MI CASA ES UN HOGAR.
lunes, 6 de junio de 2011
Estoy como un queso
Hoy es mi cumpleaños, y cumplo cuarenta y cinco añitos, y estoy más feliz que una perdiz, ¿por qué voy a quejarme? Aún me quedan MUCHÍSIMAS cosas por hacer y soy bastante perseverante. ¿Qué cómo me siento? No voy a ser yo quien lo diga, sino un escritor colombiano, llamado Santiago Gamboa, de quien una amiga ha hecho bien en enviarme este extracto de su discurso, y dice así:
Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.
Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéter de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o sábado después de bailar. Hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo. Aquí hay algunas razones de por qué una mujer de más de 45 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte…. “¿Qué estás pensando?” No le interesa lo que estás pensando.
Si una mujer de más de 45 no quiere mirar un partido de fútbol, ella no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer de más de 45, se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere. Son muy pocas las mujeres de más de 45 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hace. Una mujer de más de 45, tiene cubierta su cuota de relaciones “importantes” y “compromisos”. Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
domingo, 29 de mayo de 2011
Acción de gracias
domingo, 1 de mayo de 2011
El mismo sentimiento
Veintinueve años separan estas dos fotografías, testigos de tres generaciones: madre-hija-nieto, o lo que es lo mismo, abuela-madre-hijo, y sin embargo, en las dos se puede palpar el mismo sentimiento.
Me vienen a la cabeza esos tatuajes que solían decorar los bíceps masculinos como homenaje a sus progenitoras, que aunque no sean al gusto de todos, son un homenaje en toda regla a las artífices de su existencia.
El amor de madre no tiene valor económico, está por encima de todo eso. Su auténtico valor se halla en la entrega, en el sacrificio, en la renuncia. Es universal, y como el mismo Universo, se expande más allá de los límites y no se agota nunca. No se acaba en este mundo, sino que perdura en el otro. Por eso, ¿qué tiene de malo celebrar un Día como hoy? Habría que celebrarlo los trescientos sesenta y cuatro días restantes del año. El ser partícipes de este don de una manera u otra, como madre, como hijo, como abuela es motivo de fiesta continua. No tienen valor los fines comerciales porque ¿quién le pone precio a la carita de nuestros hijos a la salida del cole con una manualidad hecha por ellos mismos para nosotras? ¿O a ese beso con arrechucho de un adolescente que ya te gana en altura?
domingo, 24 de abril de 2011
Cristo vive
La oscuridad ha dado paso a la Luz, el silencio ha sido roto por la Palabra, el Agua nos ha dado la vida nueva, y esa vida se hace eterna a través del Pan y el Vino.
Por eso, de nuevo la pregunta: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” ¡Feliz Pascua de Resurrección!
domingo, 17 de abril de 2011
"Quien no estrena en Domingo de Ramos...
jueves, 7 de abril de 2011
La primavera...
jueves, 31 de marzo de 2011
Manos solidarias II
miércoles, 30 de marzo de 2011
Manos solidarias
domingo, 27 de marzo de 2011
El Aelito
domingo, 27 de febrero de 2011
La vocación al amor
Para que nuestro viaje sea inolvidable sólo necesitamos dos cosas: mantener la ilusión que tenemos cuando subimos a bordo por primera vez, y confiar plenamente en el capitán de la nave, que no es otro que Jesucristo, que evitará que ésta naufrague.
Con este símil compartíamos nosotros estos días, nuestro testimonio de vida conyugal, con ocho parejas que han decidido iniciar su proyecto de matrimonio y familia, en nuestra parroquia.
¿Qué podría decir de todos ellos? Que son realmente encantadores y que ha sido un placer conocerles. Han sido cinco noches en las que cada parte han compartido con la otra lo mejor que tenían. Ellos, su ilusión, esa ilusión que nosotros también tuvimos, y que aún conservamos, aunque el paso de los años le ha ido dando solera; y nosotros, nuestra experiencia, que no es mucha, pero es real y verdadera.
No ha sido nuestra intención mostrarles todo de color rosa, o de color negro. La vida va de una punta a la otra de la escala cromática. No existen fórmulas mágicas, ni vivimos en una telenovela. La vida, a pesar de todo y de todos, es más sencilla que todo eso. El único requisito para vivirla (o sobrevivirla, según las ocasiones) es el amor, que se traduce en otros términos: paciencia, sacrificio, esperanza, libertad, crecimiento, fuerza,…, ese amor es un don divino, y es tan crucial, que la Iglesia lo eleva a la categoría de Sacramento.
Y así lo vemos nosotros seis: Juan y Mª Ángeles, José Manuel y Ana, Jose y yo misma. Por eso hemos sobrevivido a muchas tempestades, hemos superado días de intensa calma chicha, y nuestro viaje sigue siendo tan apasionante e ilusionado como el día que zarpamos.
Por eso, a todos y cada uno de ellos, a Juanjo y Raquel, Carlos y Nerea, Daniel y Virginia, Manolo y Paqui, José y Mª Carmen, David y Lourdes, Juan Antonio y Ceci, Borja y María José no quiero desearles suerte, la suerte ya la tuvieron el día en que se conocieron; ni tampoco desearles que Dios les acompañe siempre, porque eso ya lo tienen; sí que me gustaría pedirles sólo una cosa, que lo tengan siempre presente para que este periplo que han decidido emprender juntos se convierta en el viaje más apasionante de sus vidas. A todos ellos, buen viaje.
martes, 8 de febrero de 2011
Diccionario malagueño
jueves, 3 de febrero de 2011
Mi pequeño clon
¡¿Cómo que no?! ¡Claro que pudo ser! Y es que mi pequeño clon era y sigue siendo así de impaciente. Tantas ganas de venir al mundo, como las mías de ver su carita, después de un embarazo bastante mocoso y más cansado que el primero. El papá no daba crédito a sus oídos cuando lo llamé por teléfono, salió zumbando de la oficina y cuando llegó a casa sólo se le ocurrió preguntarme: “¿Estás segura?” ¡Hombre, claro que lo estaba, y tanto! Así que pusimos pies en polvorosa, rumbo al hospital, con parada necesaria en casa de los abuelos y con “bastante” equipaje en el coche: mi bolsa con lo necesario, otra para mi hijo mayor mientras se quedaba con los abuelos y… ¡la olla con las lentejas a medio hacer para que las terminara mi suegra!
Y a partir de ahí todo fue correr, tanto, tanto, que a las 13:10 del 3 de Febrero de 1999 nacía mi segundo hijo. El parto fue rápido e intenso, con un pequeño contratiempo al final que fue solventado con rapidez por parte del equipo médico y mi pequeño nació sano, fuerte y ¡con muchísima capacidad pulmonar!
Lo primero que recuerdo de él no es su cara, sino su llanto; llanto que es, aún hoy, identificable desde por lo menos cien metros a la redonda; lo segundo que recuerdo es su carita enfadada y arrugada, ¡y aquella mata de pelo negro azabache! En la memoria aún la cabecita pelona de su hermano, me llamó muchísimo la atención, tanto que cuando vino mi marido lo único que pude decirle fue: “¿Has visto al niño? ¡Qué feo es!”
Pobrecito mi niño, con lo guapo y la cara de machote que tiene, con unos ojazos que quitan el sentido, pero el pobre pasó mucho para nacer ya que traía dos circulares al cuello. Mi padre se enfadó con el comentario, ¡mira que decir que el niño era feo!
El tiempo fue dándole la razón, y como todos los bebés, fue cambiando para mejor, cada día estaba más gordo y espabilado. Fue un bebé bueno, comilón pero llorón un rato largo. Risueño y alegre casi las veinticuatro horas del día, pero cuando se le soltaba la vena, se le veía hasta la campanilla. Quitarle los pañales fue todo un reto, si no que le pregunten a mis vecinas, pero lo peor, lo peor, fue quitarle el chupete, el “pete” como él decía; aquello nos costó un fin de semana de insomnio con el grito lastimero de “¡¡¡quiero mi peteeeee!!!”
Nació el año que se estrenó la película “Tarzán” de Disney y recuerdo que llevamos a mi hijo mayor, que tenía tres añitos, a verla, dejando al peque al cuidado de mi madre. Cuando apareció la escena de Tarzán bebé, mi marido y yo nos miramos con el mismo pensamiento, era clavadito a nuestro bebé, por eso en su primer cumple la tarta iba decorada con la visión disney del personaje de Edgar Rice Burroughs.
Desde chiquito ha dado muestras de su carácter impulsivo y apasionado, pero con un fondo honesto y justo que muchas veces me hace recordar al santo que le prestó el nombre. Es muy generoso (nos recuerda mucho a mi padre), siempre quiere invitarnos y le irrita mucho la injusticia, tanto que a veces me pregunta cosas que no sé como explicárselas.
Es alegre y extrovertido, con un puntito de timidez. Nunca lo he visto más feliz que el día de su Primera Comunión. Estuvo radiante desde que se levantó hasta que se acostó, con un color sonrosado y una cara de felicidad como nunca había tenido.
Yo soy la única que le encuentro parecido físico con su hermano (ese es el don de las mamis), para los demás son muy diferentes. Por eso, solemos decir en broma que nuestros hijos no vinieron por el cauce normal sino que nos arrancaron un pelo a cada uno y clonaron uno parecido a mi marido y otro a mí, de hecho tengo un amigo que cuando nos vemos no para de reírse mirándonos, preguntándome que por qué no le puse al niño Lupito por nombre. Le riño cuando se porta mal, pero en mi interior no dejo de sorprenderme porque veo mi reflejo en él cuando tenía la misma edad. De ahí viene lo del clon.
Mi niño hoy cumple doce años, ya le queda muy poco para ser un adolescente en toda regla; el año que viene comienza la Secundaria, a ver qué tal lo llevamos, él y yo, porque es un poco cabezón cuando se le atascan los deberes. Es zalamero, cariñoso y detallista, va a ser un conquistador nato, lo intuyo. Adora a su hermano, con el que discute todo el día pero sin el que no puede vivir. Magnífico estudiante, al que sólo le hace falta un pelín de paciencia y constancia. Tiene un fondo de un valor incalculable, para lo que se cuece hoy en día, es, como dice un amigo mío, oro puro.
Como todas las mamás, espero verlo hacerse un hombre de bien, los pasos van yendo por buen camino y, como dije de su hermano, no me lo ha puesto difícil.
Por eso hoy quiero felicitarle desde aquí y desearle un día inolvidable, ¡felicidades con todo mi amor, mi Pablete!
miércoles, 26 de enero de 2011
Los zapatos del alma
Tengo guardado como oro en paño, un álbum de cromos adhesivos con dibujos de Sarah Kay que tiene la friolera de ¡veintinueve años! Se dice pronto. Es como una preciada alhaja que me gustaría dejar algún día a una nieta, ya que yo sólo tengo hijos varones.
Realmente no podría cuantificar su valía, en absoluto es material, es más bien espiritual; es, como dice en la contraportada, un “mundo intacto”, el mundo intacto de Sarah Kay. Sus dibujos han dado la vuelta al mundo, desde su Australia natal desde hace décadas y por lo menos a mí, cuando los miro con minuciosidad me siguen transportando a un mundo mágico y apacible, de paisajes bucólicos, llenos de dulzura, de inocencia infantil, de golosinas, de gatitos y perritos que dan ganas de estrechar entre los brazos, y sobre todo, de hermosos sentimientos como la amistad, el cariño al hogar y a las cosas sencillas.
Contaba yo con quince años de edad (¡quién los tuviera de nuevo!) cuando conseguí completar este álbum. Cursaba 2º de BUP y lo mismo cambiaba los cromos repetidos que leía novelas de Bianca o Jazmín. Otra actividad, compartida con el resto de mis compañeras, era jugar y hacer trastadas y bromas al resto. Cierta tarde, en el cambio de clase, mientras se iba un profesor y llegaba el siguiente se nos ocurrió algo “genial”: quitarles un zapato a las demás y arrojarlo por los ventanales al patio central. Mi instituto era y es una antigua casa-palacio del siglo XVIII y mi aula estaba en la segunda planta. Durante un rato, estuvimos bastante entretenidas y muertas de risa, hasta que el Jefe de Estudios, a la par profesor de Sociales paró la broma, haciendo requisar el último par de zapatos al conserje. Casualidades de la vida, el par era mío y para más inri, nos tocaba dar clase con él. Así que heme yo aquí, sentada en mi mesa, descalza de los dos pies y encomendándome a todos los santos para poder regresar a mi casa calzada como era debido. Antonio González, que así se llamaba el profe, entró en la clase con cara de pocos amigos y no mencionó nada al respecto. Nosotras, calladas como mudas. Al cuarto de hora más o menos, Antonio dijo: “Espero que los zapatos que hay en conserjería no sean de esta clase” ¡Madre mía! Ahí se me cayó el cielo encima y empecé a llorar como una descosida. Al pobre hombre le dio pena y no le quedó más remedio que devolverme los zapatos, seguramente pensando que la llantina que me entró era el mejor castigo que podía recibir.
Unos meses más tarde, ya en primavera, estábamos dando clase con él de nuevo. El calorcillo primaveral y el tema de aquel día, que tenía que ser un poquito tedioso hicieron que me entrara esa morriña tan peculiar que hizo escapar un sonoro bostezo que no pude resistir. Todas giraron la cabeza hacia mí, incluido el profesor, que dijo con sorna: “¡Ay, Guadalupe, Guadalupe, que un día vas a perder los zapatos del alma!” Yo me puse roja como la grana y le resto de mis compañeras y el profe, muertos de la risa. ¡Qué tiempos! ¡Mira que era guasona! Como esta batallita, muchísimas otras y hoy, este lindo dibujo que Alicia me regaló me hizo recordarla.
Otro día contaré otra.