jueves, 20 de mayo de 2010

El corazón más hermoso



Hace ya tiempo, me enviaron esta hermosa fábula, en forma de power point; hoy quiero compartirla ya que es una invitación a mirar nuestro interior.


Erase una vez, en la plaza de una ciudad, un hombre joven que proclamaba a los cuatro vientos poseer el corazón más hermoso que nunca nadie hubiera visto. El gentío se acercaba a verlo y todos corroboraban lo dicho; era un corazón realmente hermoso: sano, fuerte, joven, de un color rojo intenso y que latía con vigor. El joven se mostraba muy orgulloso de tener aquel corazón.

De repente, de entre la multitud, apareció un hombre viejo, que adelantándose, le dijo:

- “Mi corazón es más hermoso que el tuyo”-.

El joven y el resto de la gente lo miraron asombrados. –“¿Cómo puedes decir eso?” – dijo el joven - “Muéstranoslo”- . El viejo se abrió su camisa y enseñó a todos su corazón: era un corazón viejo y cansado, pero lo que más llamaba la atención eran las numerosas cicatrices que lo surcaban; en unos lados faltaban trozos, en otros había trozos desiguales, lo que le daba a aquel viejo corazón un aspecto grotesco.

-“¿Cómo puedes decir que tu corazón es más hermoso que el mío?” – dijo el joven –“ Si está lleno de cicatrices y se ve deforme “– prosiguió.

- “Verás, “– contestó el anciano –“las cicatrices que ves son el resultado de haber entregado trozos de mi corazón a las personas a las que he amado. Muchas de ellas me entregaron a cambio un trozo del suyo, son esos trozos que ves diferentes. Cuando los miro me acuerdo de ellos. Sin embargo, hubo veces en las que entregué mi corazón a personas que no quisieron devolverme un trocito del suyo. Esas son las cicatrices que tengo abiertas, y cada vez que las miro, renuevo la esperanza de que algún día regresarán para entregarme un trocito de su corazón. ¿Comprendes ahora por qué mi corazón es más hermoso que el tuyo?”

Ante aquellas palabras, el corazón del joven se estremeció y dos lágrimas corrieron por sus mejillas. Se acercó al viejo y, arrancándose un trozo de su joven y perfecto corazón, se lo ofreció. El viejo, con una gran sonrisa, lo cogió, y a su vez, se arrancó un trozo del suyo para regalárselo al joven, colocando en el hueco aquel trozo nuevo. A partir de ese momento, el joven empezó a tener un corazón más hermoso.

¡Qué hermosa historia! ¿verdad? Ahora miremos nuestro interior y preguntémonos: ¿cómo es de hermoso mi corazón?, ¿cuántos trozos me han regalado?, y lo que es más importante, ¿cuántas cicatrices abiertas he dejado en aquellos que me entregaron un trozo del suyo?


(Mi eterno agradecimiento a Pedro, gran artista, pero sobre todo, mejor persona, porque no me dio un trozo sino el corazón entero.)

3 comentarios:

Iris Martinaya dijo...

Que bonito, invita a la reflexión.

Un beso

♥Alicia dijo...

Holaaa... me encantó el post. ¡Cuánto amor!!
Un abrazo para tí amiga.

Conchamare dijo...

Muy tierno y conmovedor.