viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz Año Nuevo!


Aquí me tenéis, en mi estado usual, es decir, haciendo el payaso. Aunque los años…y los chascos me van volviendo más formalita, no lo puedo evitar, metida en ambiente me sale la vena cómica. Luego me arrepiento, porque mi imagen queda para la posteridad en fotos y vídeos, pero… ¿y lo bien que me lo estaba pasando?

Por eso, le echo valor y os felicito de esta guisa, deseándoos que el 2011 deje atrás todo lo chungo que halláis tenido y que os traiga toda suerte de bienes, sin que falten las más importantes: SALUD, TRABAJO y AMOR, que todo lo demás viene por añadidura. Y por supuesto, que nunca os falte la alegría de vivir y de compartir todo lo bueno de vuestra vida con los demás. ¡Feliz Año Nuevo!

sábado, 25 de diciembre de 2010

La Luz de Belén


Desde 1990, un niño austriaco enciende una luz en la gruta donde nació Jesús, en Belén y la lleva a Austria, donde, desde Viena, con una hermosa ceremonia se reparte al resto del mundo. El pasado 17 de diciembre llegó a Málaga y se repartió entre todas las iglesias de la diócesis, de manera que todos aquellos que quieran tenerla, sólo tienen que acercarse a su parroquia, con velas o un farolillo para poder tenerla en casa. Es la Vela de la Paz de Belén.

En nuestra parroquia se repartió anoche, en la Misa del Gallo, y muchos íbamos preparados con nuestros farolillos para poder llevarnos un poquito de tan hermoso regalo de navidad.
Por eso hoy quiero aprovechar para poder pasaros a todos un poquito de esta Luz, para que os alumbre no sólo durante estas fiestas, sino durante todo el año, y que os caliente el corazón y os ilumine el camino.

¡Feliz Navidad desde el corazón!

lunes, 20 de diciembre de 2010

El niño bonito


Tal día como hoy, 20 de Diciembre, a esta misma hora, me encontraba yo muy “malita”. Después de nueve meses menos un día, y tras cuatro horas y media intensas horas de parto, a las una de la tarde, venía al mundo mi primer hijo. Así que hoy cumple quince añitos y yo todavía cierro los ojos y puedo ver su ceño fruncido, el mismo que aún suele poner cuando está triste.

Fue un bebé muy deseado, el primer nieto y sobrino de ambas familias, y aunque ciertos miembros se decantaban por la niña, desde primera hora tuve la absoluta certeza que su nombre no sería femenino, puede llamarse sexto sentido maternal, no sé, pero yo le hablaba a mi barriga en masculino.

El embarazo fue fenomenal, desde entonces, siempre digo que es el estado ideal; uno de mis más gratos recuerdos son las “charlas” que manteníamos, yo hablándole y él contestándome con sus patadas.

Así que aquel mediodía, tras siete días ingresada y con parto inducido, vio la luz una de las dos mejores cosas que yo he hecho en mi vida. ¿Qué puedo decir? Que era el bebé más hermoso que había visto nunca. Después de meses imaginándome su carita, era sencillamente…perfecto. En aquella larga semana de espera en la que por las noches subíamos a ver a las compañeras que ya habían dado a luz, siempre pensaba al ver a sus niños: “¿Será el mío como éste, tan bonito?” Y cuando lo tuve en mis brazos no podía dejar de mirarlo, era infinitamente más lindo de lo que yo pude imaginarme.
Era un bebé tranquilo y feliz, se entretenía solo durante horas y apenas lloraba. El bebé dio paso a un niño alegre y extrovertido, con una precocidad extrema en el aprendizaje del habla, con sólo un año mantenía unas conversaciones que dejaban boquiabierto al personal; también poseía un don más que especial para las artes escénicas, del que todavía hace gala. Ahora, el niño está dando paso a un joven sensible, reflexivo, cariñoso, amante de la lectura, con una facilidad extraordinaria para las matemáticas (en eso ha salido al padre) y para la informática. Su gran don, la serenidad, tiene un temple que ya quisiéramos la mayoría y una creatividad extrema.

Hoy mi niño bonito cumple quince años, y espero que ese joven que va tomando forma, de paso, con el tiempo, a un hombre de bien, responsable y trabajador. Esa es mi tarea, a la que me comprometí desde que nació, pero he de reconocer que no ha sido una tarea ardua, porque él me lo ha puesto muy fácil.

¡Felicidades, mi tupi-tupi!

domingo, 12 de diciembre de 2010

TE-COA-TLA-XOPE


Cuenta la tradición que en el 9 de Diciembre de 1531, iba el indio Juan Diego a escuchar misa al Convento de Tlaltelolco, y al llegar al pie de monte Tepeyac, oyó un canto de pájaros y una voz que lo llamaba, subió a lo alto donde se le apareció la Virgen María que le pidió que fuera al Obispo y le dijera que construyera un templo en su honor.

Juan Diego fue presto a dar el recado al Obispo Zumárraga, pero éste no le hizo mucho caso y le pidió que fuera otro día. Juan regresó al Tepeyac bastante decepcionado pero la Virgen le pidió que lo intentara al día siguiente.

Así lo hizo, y esta vez, el Obispo le pidió una señal, era el día 10. Juan Diego corrió a decírselo a la Señora pero Esta le pidió que regresara al día siguiente para entregarle la señal. Pero el indio no pudo hacerlo, porque su tío, Juan Bernardino, cayó muy enfermo. Así que el día 12, estando Juan Bernardino moribundo, Juan Diego se apresuró a traerle un sacerdote de Tlaltelolco, y al llegar al cerro decidió pasar por el lado este para no encontrarse con la Virgen, para poder atender primero a su tío. Cuál fue su sorpresa cuando la vio bajar y salirle al encuentro. El indio le pidió disculpas y la Señora le dijo que no se preocupara por su tío, que éste sanaría pero que él subiera a lo alto del cerro y recogiera unas hermosas flores que habían brotado y que se las llevara al Obispo como señal, para que éste viera y cumpliera lo que Ella había pedido. Juan cortó las flores y las colocó dentro de su kilma y corrió hacia la casa del Obispo.

Cuando llegó ante Fray Juan de Zumárraga, obispo de la ciudad, le contó los detalles de su cuarta aparición y desplegó su manto y, ante el asombro de los allí presentes, las flores cayeron al suelo, impregnando la estancia de un maravilloso aroma y todos vieron con enorme sorpresa la imagen de la Virgen estampada en la burda tela del manto.

Ese mismo día, la Virgen curó a Juan Bernardino, tío de Juan Diego y le contó lo que le había pedido a su sobrino; al hablarle en lengua azteca dijo “te-coa-tla-xope”, que quiere decir “aplastará a la serpiente de piedra”. En tiempo de Moisés y muchos años después un gran cometa recorría el espacio. Tenía la apariencia de una serpiente de fuego. Los indios de México le dieron el nombre de Quetzalcoatl, que significa “serpiente con plumas”. Tanto miedo les daba que le ofrecían sacrificios humanos y le hacían ídolos de piedra, en forma de serpiente emplumada, a los cuales adoraban.

Después de ver la sagrada imagen y leer lo que les dijo, los indios abandonaron sus falsos dioses y abrazaron la Fe Católica. Ocho millones de indígenas se convirtieron en sólo siete años después de la aparición de la imagen.

Los españoles al oír a Juan Bernardino les sonó como "de Guadalupe”, de ahí proviene la advocación a la Virgen.

Hoy es 12 de Diciembre, festividad de Ntra. Sra. De Guadalupe, para mí es un día muy especial, porque es el día de mi santo, y el de mi madre también. Y mi bisabuela se llamaba igual. Siempre he estado muy contenta y orgullosa de mi nombre, ya que por lo menos, aquí en España no es un nombre muy usual. Algunas personas se confunden y me dicen Lourdes, lo que me resulta rarísimo, porque no entiendo la confusión. He conocido personalmente sólo a siete mujeres más con mi nombre: mi madre, una vecina, dos compañeras del colegio (en 8º de EGB coincidimos las tres juntas en clase), una amiga religiosa, una chica que coincidió conmigo en una tienda y una monitora que tuve en mantenimiento físico. Para los extraños soy Guadalupe, para mis amigos, Lupe y para mi madre (y mis vecinas), Lupilla. De lo que más presumo de mi casa es de un lienzo enmarcado con la imagen de mi Virgencita que un amigo me trajo desde Méjico.
Hace años que la historia de Juan Diego me encandiló y hoy quiero felicitar a mi madre, en primer lugar y a todos los que compartimos este precioso nombre, mujeres y hombres (sí señor, que también los hombres pueden llamarse Guadalupe), a todos los Lupes de Méjico, país hermano que espero algún día la Virgen me permita visitar. Y no me olvido de mi “hermano mayor” Antonio, a quien la Señora siempre lo acompaña desde el día en que nació, y que fue quien me regaló este hermoso lienzo, para él unas mañanitas bien cantadas en el día de su cumpleaños.

Espero que paséis un lindo día y que no olvidéis que la Virgen siempre nos acompaña, ¡muchísimas felicidades!