domingo, 29 de mayo de 2011

Acción de gracias

"Señor Jesús, todos nuestros esfuerzos y sacrificios se ven recompensados al contemplar a estos niños y niñas escuchar tu Palabra y comulgar tu Cuerpo.


Tantos desánimos e ilusiones, tantas reuniones aprovechadas y perdidas; estos cursos, semana a semana, intentando conocerte mejor para vivir y transmitir tu mensaje con amor y fidelidad, bien han merecido la pena... y hasta nuestro mal hacer, los disgustos e incomprensiones, han dado el fruto esperado y deseado... pero... sólo porque Tú, Señor, has animado y acompañado a estos niños, utilizando nuestro pobre decir y hacer.


Por eso y por todos los dones que nos concedes, te damos gracias."


Esta ha sido nuestra humilde acción de gracias por estos tres últimos fines de semana en nuestra parroquia, al celebrar la Primera Comunión de cerca de cien niños. El trabajo ha sido intenso y agotador, sobre todo en estas últimas semanas: tardes de ensayo, preparación de cantos, arreglos florales, acomodo del templo, banco arriba banco abajo.


Una comunidad viva que trabaja como un equipo, donde cada uno aporta su granito de arena: Manoli, la coordi de este año, Encarnita con su avituallamiento de catering y abanicos para el coro, Ani, la sacristana jefe, las "cates" multitareas, Edu y los chicos de perse, ¡menudo coro de ángeles!, los maridos (catequistas en la reserva) y, por supuesto, Miguel Angel y Basile. Perdón por si me olvido de alguien, todos sois simplemente ÚNICOS.


No puedo enseñar foto de familia, porque, con tantas cosas en la cabeza, se me olvidó la cámara, pero el fotógrafo oficial se ha encargado de hacerla y ha prometido traérnosla, así que cuando la tenga, la enseñaré. Buena gente este hombre y su compañero, que se notan que disfrutan cuando vienen a San Juan de Dios.


Ahora volvemos a la tranquilidad, a misas con poquita gente (eso es lo único malo), pero nos merecemos un descansito, más que nada, para recargar las pilas para el próximo octubre, cuando los salones parroquiales vuelvan a llenarse de voces y carreras infantiles y de resoplidos desesperados de las catequistas ante la inmensa vitalidad de la gente menuda.

domingo, 1 de mayo de 2011

El mismo sentimiento

¿Qué es lo que mueve al mundo? Unos responderían que el dinero, otros que el poder, otros, entre los que me hallo, diríamos que el amor, sin dudarlo. ¿Qué es lo que motiva a una mujer a ser madre? Hace años leí que era la alegría de vivir y, aunque parezca una contradicción, es cierto. Aún cuando sabemos y experimentamos que la vida tiene mucho de sacrificio, de dolor, de renuncia, merece la pena vivirla, al cien por cien. Es un don, del que somos partícipes y cocreadores, por eso debemos preservarla desde sus inicios hasta su fin.



De todos los amores quizá, el más desprendido sea el amor maternal, sin menospreciar al paternal. Mi marido suele decir que yo fui madre antes que él fue padre, y tiene su puntito de razón; la sensación de sentir en tu interior a otro ser, que será en su día alguien completamente independiente aunque lleve parte de ti es única e indescriptible, tanto como la de ver su carita por primera vez.


Veintinueve años separan estas dos fotografías, testigos de tres generaciones: madre-hija-nieto, o lo que es lo mismo, abuela-madre-hijo, y sin embargo, en las dos se puede palpar el mismo sentimiento.


Me vienen a la cabeza esos tatuajes que solían decorar los bíceps masculinos como homenaje a sus progenitoras, que aunque no sean al gusto de todos, son un homenaje en toda regla a las artífices de su existencia.


El amor de madre no tiene valor económico, está por encima de todo eso. Su auténtico valor se halla en la entrega, en el sacrificio, en la renuncia. Es universal, y como el mismo Universo, se expande más allá de los límites y no se agota nunca. No se acaba en este mundo, sino que perdura en el otro. Por eso, ¿qué tiene de malo celebrar un Día como hoy? Habría que celebrarlo los trescientos sesenta y cuatro días restantes del año. El ser partícipes de este don de una manera u otra, como madre, como hijo, como abuela es motivo de fiesta continua. No tienen valor los fines comerciales porque ¿quién le pone precio a la carita de nuestros hijos a la salida del cole con una manualidad hecha por ellos mismos para nosotras? ¿O a ese beso con arrechucho de un adolescente que ya te gana en altura?

Hoy, 1 de Mayo de 2011, Día de la Madre propongo una cosa: que el resto del año sigamos celebrando este día como reconocimiento a todas las madres del mundo, biológicas o no, que sin dudar un instante, entregarían su vida por sus hijos y que derrochan un amor incombustible e inacabable.