sábado, 24 de abril de 2010

Es de buen nacido...


...ser agradecido. Por eso, quiero darle las gracias a Iris (http://iris-alasparavolar.blogspot.com/), por haber acercado a este humilde rincón a un auténtico clan de románticas. Muchas gracias a Mariana, Romántica67 y SokAly por haberme visitado. Esta es vuestra casa. Como le dije a Iris en "Esa mirada" poseéis algo que yo perdí hace tiempo, los años me hicieron más práctica, ja, ja.. Por eso, cuando quiera recuperar un poquito, seré yo quien os visite. Para Iris va dedicada esta vieja foto, porque aunque yo no tenga alas, también...¡PUEDO VOLAR!

jueves, 22 de abril de 2010

El mapa de los recuerdos I (Vista)

Sin duda alguna, la vista es “el rey de los sentidos”. La mayor percepción de nuestro entorno la recibimos a través de ella. Si nos dieran a elegir de que sentido podríamos prescindir, sería la última en caer de la lista.


En mi mapa de los recuerdos no hay imágenes fijas, sino secuencias: más largas, más cortas, más intensas, más livianas, unas tristes, otras alegres, divertidas, conmovedoras, sorprendentes,…


Siendo niña, me gustaba levantarme muy, muy temprano para ver amanecer; contemplar cómo las siluetas iban poco a poco tomando forma con timidez y cómo las luces de las casas eran testigos de su vida interior me hacían sentir una furtiva sensación voyeurista.


Años más tarde tuve el placer de contemplar el atardecer en las playas de Mazagón y es, sencillamente, impresionante, ya lo describí en “Pasos”; la vista se pierde en el infinito y sólo estáis tú, el océano y la sensación de ser una minúscula partícula en medio del universo.


Pasear por los senderos de Doñana, perderse por medio de la algaida, sobre unas pasarelas de madera que no sabes a dónde te llevan y observar a otros seres en su hábitat natural te hacen sentirte una intrusa y te nace una conciencia ecológica que te pide proteger y conservar ese entorno.


Subir al Teide y ver que conforme vas subiendo por la carretera, la frondosa vegetación va, poco a poco, desapareciendo y, de repente, te encuentras por encima de las nubes y te preguntas: “¿cuándo he pasado yo por medio?”. Pasar al lado de espesos bosques de pino canario, que nacen de entre enormes terrones de tierra volcánica, por donde la pisada humana es imposible; árboles tan altos y tan pegados entre sí que dentro del bosque sólo existe penumbra. Y, de repente, aparece ante ti un paisaje lunar que te encoge el corazón, tan inhóspito como vivo, de colores intensos que te insinúan su pasado incandescente. O ver por primera vez el azul turquesa del Atlántico, te hace redescubrir el mar.


En mi mapa también hay imágenes dolorosas que prefiero olvidar, porque envenenan el alma. Hay otras imágenes, que aún siendo muy dolorosas, dieron a mi alma consuelo, que me corroboraron que la vida es eso, vida, con lo bueno y con lo malo, que todo es finito, y que afianzaron mi convicción de que vamos a un lugar mejor.


Pero sobre todo, mi mapa tiene imágenes muy divertidas, como las bromas de mis tiempos de instituto, las reuniones con los amigos, la cara de mis hijos la mañana de Reyes,… Pero mi preferida es la cara de mi hijo mayor al nacer: cuando aún estaba a medio salir y yo tenía los ojos apretados por el esfuerzo, la matrona me dijo: ”¡Mira la cara de tu hijo!” Os aseguro que, a pesar de los años, si cierro los ojos, lo vuelvo a ver como si fuera la primera vez.

Sólo barro

Sólo soy un pedazo de barro tosco, burdo, y sin embargo, el alfarero se empeña en convertirme en una hermosa pieza. Con paciencia y mimo, sus manos me modelan; sin prisa y con mucho amor va dándome forma. A veces, el torno se desequilibra, y yo con él, pero el buen maestro no se irrita, me coge de nuevo y vuelve a empezar. Otras veces, no me gusta la forma que me quiere dar, y, en un acto de rebeldía, me tuerzo, pero él sigue sin enfadarse; paciente y amorosamente empieza de nuevo. ¡No te canses nunca, oh buen artesano, de querer dar forma a este barro rebelde! Simplemente me conformo con ser vasija de barro donde dar de comer al hambriento.

miércoles, 21 de abril de 2010

La Peña de los Enamorados


Os quiero contar una leyenda muy hermosa sobre la Peña de los Enamorados, situada a la entrada de la ciudad de Antequera. Dice así:


Cuenta la leyenda que, siendo Antequera límite fronterizo de la España cristiana y la morisca, un joven cristiano llamado Tello cae prisionero a manos de los moriscos de Archidona. Estando encerrado en los calabozos, la hija del alcaide, de nombre Tagzona, va por curiosidad a los calabozos, y al mirarse, se enamoran perdidamente.


A sabiendas que su amor es imposible debido a sus creencias y a sus familias, deciden fugarse pero son descubiertos por la guardia, que con el alcaide al frente, los persiguen. Emprenden una huída desesperada y deciden refugiarse en lo más alto de un peñón de tierra caliza a la entrada de la ciudad de Antequera.


Los arqueros de la guardia los asedian y ellos, viéndose ya acorralados, cogiéndose de las manos, hacen un pacto con las fuerzas de la naturaleza y jurándose amor eterno, saltan al vacío.


Tras su muerte, las fuerzas de la naturaleza cumplieron su último deseo: el quedó convertido en piedra que mira al cielo y ella en viento que acaricia la faz de su amado. Los lugareños cuentan que en las noches de luna clara se puede sentir la presencia de Tello y Tagzona, amándose en libertad para la eternidad.


Realmente es una leyenda muy hermosa, tan hermosa como la Peña. Su presencia impone, cuando yendo de Málaga a Antequera, por la autovía, de pronto, al bajar, te la encuentras a la derecha. Parece como si de un momento a otro, ese hombre gigantesco que está tumbado, fuese a cobrar vida y a levantarse. Si visitáis esta hermosa tierra, no dejéis de ver esta fabulosa peña. No os defraudará.

lunes, 19 de abril de 2010

El mapa de los recuerdos. Prólogo

Todo lo que llegamos a ser, nuestra forma de estar, de pensar, de actuar, de amar, incluso de odiar no sólo es fruto de nuestra genética sino también de nuestras vivencias, de nuestra relación con el entorno que nos rodea, y, de un modo casi imperceptible, de nuestros sentidos, o más bien, del papel que juegan cada uno de ellos: vista, olfato, oído, gusto y tacto, en configurar lo que yo llamo nuestro particular “mapa de los recuerdos”.

Cada mapa es personal e intransferible, ninguno es igual a otro, aunque puedan coincidir en algún “punto geográfico”. Pueden ser más o menos extensos, con “mares” u “océanos”, con “desiertos” o “fértiles valles”.

Del mismo modo que nos resulta interesante elaborar nuestro árbol genealógico o nuestra carta astral, sería curioso dar forma a nuestro personal mapa de los recuerdos. Sería una buena manera de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos o queremos ir.

domingo, 4 de abril de 2010

¡Feliz Pascua!


“El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado a manos de pecadores, ser crucificado, y al tercer día resucitar”. Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. María Magdalena, Juana y María, la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de los sucedido.”

¡Feliz Pascua de Resurrección a todos! ¡Que la Pascua de Cristo Resucitado inunde vuestras vidas de alegría y esperanza!