jueves, 27 de octubre de 2011

Once de once

Mi amiga Iris,me ha entregado el Premio "Gracias por tu amistad", que consiste en contestar a 11 preguntas. Yo recojo muy gustosa el premio y contesto al cuestionario con absoluta sinceridad. Tendría que nominar a once bloguers para entregarles el premio y seguir la cadena, pero ando algo vaga, ya que hoy la publicación ha sido doble, así que os invito a tod@s a contestar las mismas preguntas, sí queréis. Aquí van mis respuestas; Iris, espero que disfrutes.


1. ¿Te gusta leer? De ser así, ¿cuándo nació tu afición a ello?
Mucho, aunque hace mucho tiempo que no practico una lectura reposada, por placer, sino más bien por obligaciones (aunque gustosas).
Soy de la generación del bibliobús.
2. ¿Te gusta escribir? ¿Desde cuándo y en qué género te gusta más hacerlo?
Sí, es como una necesidad, por eso, el nacimiento de este blog hace casi dos años fue algo muy bueno para mí.
Mi estilo es…bouganvillero.
3. ¿Irás al estreno de Amanecer? :)
Noooo, cada vez que veo a Edward Cullen me dan ganas de comprarle un bocadillo de jamón. Mi hijo seguro que irá al estreno y me la contará, cuando me la pueda bajar de internet la veré, si aguanto despierta.
4. ¿Tu escritor/a favorito?
Ninguno en particular, me engancha la historia en sí.
5. ¿Tu película favorita?
Tengo muchas, pero por ejemplo, Gressy, Pretty Woman,… Porky´s (un referente de mi adolescencia)
6. ¿Tu mejor momento del día?
No sé, cuando estoy relajada, por ejemplo, leyendo, escribiendo o dándole vida a mis caprichos culinarios.
7. ¿Alguna amiga/o de la infancia, la adolescencia, que recuerdes con más añoranza, alguien a quien no has vuelto a ver y te gustaría hacerlo?
Tengo la suerte de que mis amigas de entonces siguen siendo las de ahora, aunque me gustaría volver a ver a gente del insti, aquella época fue maravillosa.
8. Se acercan entrañables fiestas, ¿te gusta la navidad? ¿Por qué, o qué es lo que más te gusta?
Me encanta la Navidad, aunque con los años se vuelve una más melancólica, ahora que el zafarrancho de montar el Belén no me lo quita nadie, y preparar el menú navideño es una gozada.
9. Un deseo para el nuevo año que se apróxima.
Por supuesto, trabajo, mucho trabajo, para todo el mundo y que esto empiece a remontar.
10. ¿Un miedo oculto que no puedas evitar aunque sepas que es absurdo o sin sentido?
A conducir, no lo puedo resistir, sé que es absurdo, o estoy esperando que el carnet se transforme en alfombra mágica.
11. Ahora te pregunto, ¿a qué edad te enamoraste por primera vez?
¡Uy, hace mucho ya! Lo mejor de todo es que ese primer amor sigue vigente como el primer día.

Engañabobos

Hace unos días recibí una llamada de teléfono desde una tienda de telefonía móvil, informándome de una promoción por la que podía cambiar de móvil con un descuento de x euros más mis puntos acumulados por cliente. Y aunque no necesito perentoriamente cambiar de aparato, a pesar de que el tamaño de mis dedos es incompatible con el de mi móvil, me acerqué al establecimiento a ver que me ofrecían.


Para empezar, la chica que me llamó por teléfono no estaba, pero me atendió una compañera con grandes dotes comerciales y bastante charlatana, y haciendo caso omiso a la vocecilla interna que me advertía sobre su tono compadre de “tú y yo hemos comido en el mismo plato”, le pregunté qué me ofrecía.


De entre toda la exposición de móviles, me gustó uno en particular, pero he aquí que para poder llevármelo tenía que pagar un suplemento de 29 euros. Le dije que entonces no me interesaba cambiar por el momento pero ella me contestó muy afusiva: “¡No te preocupes, yo te añado puntos, tú me traes un móvil cualquiera que tengas en casa y te lo llevas sin coste alguno!” “¿Seguro, seguro?” le pregunté yo, “Por supuesto” me contestó. Así que la tarde siguiente, haciendo un forzado hueco en mi agenda diaria, me presenté de nuevo en la tienda, móvil antiguo en mano.


Después de sacar número y esperar un rato, llegó mi turno. Con su estilo familiar y campechano, la dependienta sacó del almacén el aparato de mis deseos y me pidió el viejo; le hizo muchísima gracia que viniera con su embalaje original, su cargador y todo en buen estado (de hecho, el móvil funciona), le desmontó la batería y fue a pasarlo por el escáner. Aquí vino la sorpresa, resulta que ahora no me descontaba nada por el móvil, ya que el modelo era antiguo. Me preguntó si no podía llevarle otro, le dije que no, así que no me quedaba más remedio que acoquinar 29 euros para poder llevarme el aparato nuevo.


Llegados a este punto le contesté que para eso, me quedaba como estaba, pero que eso no era lo que ella me había constatado el día antes. He aquí cuando su tono amigable se tornó algo chusco con un “¿Cómo, cómo, cómo?” bastante fuera de tono, al que yo respondí en un tono “perdona bonita, pero tengo más años que tú, y sé hablar con educación” diciéndole que, con absoluta certeza, ella me había ofrecido el terminal nuevo a cambio de CUALQUIER móvil (me pregunto qué significado tiene la palabra “cualquier” para ella), y me marché con la cabeza levantada, muy digna, aunque el coraje lo llevaba por dentro.


En el camino de vuelta a casa le daba vueltas al tema: qué hay que ver qué poca vergüenza, mi gozo en un pozo, y frases por el estilo. Llegué a varias conclusiones: que nadie vende duros a cambio de cuatro pesetas, que aquella célebre frase de “el cliente siempre lleva la razón” ha quedado obsoleta, que vivimos en una espiral de consumismo en la que todos giramos más o menos rápido (porque, en realidad, ¿para qué quiero yo otro móvil si éste funciona a las mil maravillas para lo que yo necesito) y en resumen, que para qué me voy a irritar, habiendo cosas más importantes por las que preocuparse. Al menos, la experiencia ha servido para algo: la musa de la inspiración me ha visitado dando forma a este post.


Ahora, que una cosa sí quiero decir: lo a gustito que yo me quedaría si me llamaran en otra ocasión de la misma tienda y les dijera que cómo quieren la pedorreta, si en mono o en estéreo.