viernes, 4 de noviembre de 2011

Una del Oeste

Estimado señor…. Rubalcaba, o Zapatero, o señora Ministra de Educación, o señor encargado de la campaña publicitaria del PSOE:


Tengo que decirle que su video sobre la educación privada me ha dejado, como se dice ahora, “impactá”. Unos lo tachan de demagogo, yo sinceramente, con los poquitos estudios que tengo, quiero, ya que estamos en democracia, darles mi opinión.

En mis tiempos de estudiante, cuando en clase de Lengua nos enseñaban sobre el lenguaje publicitario, el profesor nos explicaba que se podían emplear expresiones como “el mejor”, “el más…”, pero nunca “mejor que…” o “más que”, y ni mucho menos dar nombre y apellidos; es lo que se llama publicidad desleal.


Sinceramente se ha lucido con este video y para nada veo reflejada mi realidad en él. Lo mismo es que hay diferentes tipos de escuelas privadas o concertadas, y a mí me ha tocado vivir una que no se corresponde en absoluto con la que usted muestra.

Yo estudié en escuela privada, más tarde concertada, y nunca me sentí diferente a otros niños de mi barrio. Vivo en una zona de Málaga donde la mayor parte de la población somos de clase obrera, y entre todos los colegios de la zona, hay tres o cuatro concertados. Uno de mis hijos asiste a uno de ellos y el otro ya ha pasado al instituto.


¿En qué se diferencian de los niños que van a la escuela pública? Sencillamente, en que llevan uniforme, y bendita sea la hora de tan sabia elección, porque ha resultado ser un alivio para la economía familiar, amén de que enseña a los niños a cuidar su indumentaria, y si afinamos más, al llegar a ciertas edades, no se plantean problemas del tipo “mi amigo lleva unos pantalones o unas deportivas de x marca”.

Las mamás que vamos a llevar y recoger a nuestros niños somos muy normales, y aunque más de una (y de dos) trabajan en el servicio doméstico, y a mucha honra, ninguna va al colegio vestida con ese uniforme rosa que sale en su video, ni creo en se lo pongan en su lugar de trabajo.


El colegio de mis hijos es bastante normalito y el profesorado es magnífico, pero sí tienen ciertas carencias respecto al colegio público que se encuentra a 100 metros.

A pesar de ello, la gente, metafóricamente hablando, se pega tortas para que sus hijos entren en él. La razón tal vez sea que, a pesar de ser tan chiquito, los niños empiezan en Educación Infantil y salen cuando terminan la Secundaria, mientras que en los colegios públicos de la zona, con sus grandes instalaciones, los críos de doce años tienen que “enfrentarse” a convivir con jóvenes de dieciocho cuando pasan al instituto.


Ya les he dicho que el colegio de mis hijos tiene muchas carencias, pero las suplen con un trato bastante cercano con los padres, o por lo menos, con los padres interesados en ello, que de todo hay. El nivel académico es bastante alto, a pesar de que afirmen lo contrario aquellos a quienes la cosa no les ha ido bien. Tal es así que algunas de las matrículas de honor en la pasada Selectividad del mes de junio fueron conseguidas por alumnos que habían pertenecido al colegio.

Yo creo que más que denostar a la escuela no pública, deberían emplear su tiempo en otras tareas más provechosas, por ejemplo, recuperar una calidad de enseñanza que se perdió hace ya mucho tiempo. Yo soy de los tiempos de la EGB y el BUP y, aunque puedo apreciar algunas mejoras en el sistema actual, por lo general, está muy por detrás del sistema anterior.


Para empezar, tantos métodos pedagógicos nuevos para desarrollar en los niños la comprensión oral y escrita y, sin embargo, una simple redacción ha quedado relegada a los recuerdos de mi generación. Suerte que todavía existe la Cartilla Palau, con su método fotosilábico, y las libretas Rubio (¿quién no ha repetido hasta la saciedad sus famosos muelles y sus frases inclinadas?). Puedo afirmarles, ya que trabajo con niños, que cada día los niños de 8-9 años leen peor, y encima, sin entender lo que han leído.


Pasemos a otra asignatura: Geografía. Mis dos hijos juntos no han hecho ni la mitad de los mapas, ya fueran físicos o políticos, que hice yo de niña, y ¡ojo! a mano alzada, que me salían unos mapas de España versión panorámica que daban gusto. Y si hablamos de los países, es para echarse a llorar, la mayoría de los adolescentes de hoy en día no son capaces de localizar dónde está, por ejemplo, Uruguay y son capaces de meterle una patada virtual al mapamundi. ¡Cuántos de mi generación nos hemos aprendido incluso las banderas del mundo a modo de juego con el Iter Sopena!


Otro tema muy interesante: repetir o no repetir curso. ¿Qué es mejor? ¿”Traumatizar” al niño haciendo que repita ahora que no ha superado los niveles exigidos para cada nivel? ¿O que se traumatice ya adulto enfrentándose al mundo laboral con un título pero sin un nivel básico de conocimientos? Yo he suspendido a veces, he tenido que recuperar, he recibido la regañina o castigo pertinente de manos de mis profesores o mis padres y en absoluto me siento traumatizada, al contrario. Puedo entender que todo aquello fue por mi bien y que en su mayor parte dependía de mi esfuerzo y eso es lo que yo intento inculcarles a mis hijos.

Yo no soy de las que piensan que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, me gusta mirar hacia delante, pero a veces, mirar hacia los lados me da hasta escalofríos y me pregunto qué base le estamos dando a aquellos que serán los adultos del mañana.


Ahora, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha un protocolo para captar a niños con altas capacidades y así evitar posibles casos de fracaso escolar por parte de niños con estas características. La primera fase del protocolo ya está hecha, ha consistido en rellenar un cuestionario sobre cada niño de primero de Primaria y Secundaria. Vamos a ver en qué consiste la siguiente fase y adonde va a llegar todo esto. Lo que sí que no me gustaría ver es una educación “clasista”, es decir, de clases con niños muy listos, clases de niños normales y clases de niños torpes. En la diversidad está la riqueza, y lo que debe fomentarse es la convivencia entre personas de todo tipo.


En resumidas cuentas, sólo le pido que no se duerma en los laureles, que le dé importancia a lo que realmente la tiene y que no critique tanto a la escuela privada-concertada que, a fin de cuentas, le está sacando las castañas del fuego porque el Estado no tiene suficientes centros propios para otorgar este bendito derecho a la Educación a todos los niños de este país. Y si usted quiera realmente entretenerme y divertirme, me conformo con que me cuente una del Oeste.