domingo, 27 de febrero de 2011

La vocación al amor


La vida matrimonial es como un viaje en un hermoso barco de vela. Planificamos este viaje con muchísima ilusión y deseos por cumplir. Es un viaje largo, que dura toda la vida y en el que deseamos vivir las más maravillosas vivencias. Para nada es un viaje aburrido. En él se darán muchos días de tormenta, en los que pensaremos que el barco va a irse a pique; también vendrán días de calma chicha, en las que el navío no avanzará ni un solo ápice. Conoceremos muchos puertos, de los cuales subiremos a bordo recuerdos fantásticos y otros que no lo serán tanto. Nuestra única meta será llegar, sanos y salvos, después de muchos años, a buen puerto.

Para que nuestro viaje sea inolvidable sólo necesitamos dos cosas: mantener la ilusión que tenemos cuando subimos a bordo por primera vez, y confiar plenamente en el capitán de la nave, que no es otro que Jesucristo, que evitará que ésta naufrague.

Con este símil compartíamos nosotros estos días, nuestro testimonio de vida conyugal, con ocho parejas que han decidido iniciar su proyecto de matrimonio y familia, en nuestra parroquia.

¿Qué podría decir de todos ellos? Que son realmente encantadores y que ha sido un placer conocerles. Han sido cinco noches en las que cada parte han compartido con la otra lo mejor que tenían. Ellos, su ilusión, esa ilusión que nosotros también tuvimos, y que aún conservamos, aunque el paso de los años le ha ido dando solera; y nosotros, nuestra experiencia, que no es mucha, pero es real y verdadera.

No ha sido nuestra intención mostrarles todo de color rosa, o de color negro. La vida va de una punta a la otra de la escala cromática. No existen fórmulas mágicas, ni vivimos en una telenovela. La vida, a pesar de todo y de todos, es más sencilla que todo eso. El único requisito para vivirla (o sobrevivirla, según las ocasiones) es el amor, que se traduce en otros términos: paciencia, sacrificio, esperanza, libertad, crecimiento, fuerza,…, ese amor es un don divino, y es tan crucial, que la Iglesia lo eleva a la categoría de Sacramento.

Y así lo vemos nosotros seis: Juan y Mª Ángeles, José Manuel y Ana, Jose y yo misma. Por eso hemos sobrevivido a muchas tempestades, hemos superado días de intensa calma chicha, y nuestro viaje sigue siendo tan apasionante e ilusionado como el día que zarpamos.

Por eso, a todos y cada uno de ellos, a Juanjo y Raquel, Carlos y Nerea, Daniel y Virginia, Manolo y Paqui, José y Mª Carmen, David y Lourdes, Juan Antonio y Ceci, Borja y María José no quiero desearles suerte, la suerte ya la tuvieron el día en que se conocieron; ni tampoco desearles que Dios les acompañe siempre, porque eso ya lo tienen; sí que me gustaría pedirles sólo una cosa, que lo tengan siempre presente para que este periplo que han decidido emprender juntos se convierta en el viaje más apasionante de sus vidas. A todos ellos, buen viaje.

5 comentarios:

♥Alicia dijo...

Hola Amiga Bouganvilla, preciosa entrada. Base firme para un matrimonio es Cristo. Cuando la tempestad se presenta es el Señor el que toma el timón del barco llamado Familia y seguro se llega a buen puerto.
Felicidades para Todos.

♥Alicia dijo...

Mi querida Amiga Lupe, como la musa inspiradora duerme y duerme vine a saludarte y hacer un poco de ruido en una de esas despierta, jaja.
Deseo que tengas una Cuaresma de reflexión y una semana en familia súperfeliz.
Dios te bendiga!
Besos besos

Conchamare dijo...

Si se pudiera aconsejar tan facil, no existiria la infelicidad en el mundo. Pero de la esperanza se vive.

Bouganvilla dijo...

Querida Savia, realmente no se trata de aconsejar, sino de dar testimonio de lo vivido, despues de casi 18 años de casados y 11 de novios. La vida, por supuesto, no es nada fácil, pero siempre, siempre hay que mantener la esperanza y la ilusión del comienzo.
La felicidad no se encuentra en grandes cosas o momentos sino en pequeñísimos detalles diarios, el mar se hace gotita a gotita.
Además, como creyente siempre confío en que Jesús está en medio de nuestra casa, cuidándonos.
Y, desde chiquita, siempre he pensado que la botella siempre está medio llena, aunque la cosa pinte muy negro. Muchos besitos.

Iris Martinaya dijo...

Que bonito te quedó el rincón!

Pasé a saludarte, y decirte que tu relato ya está publicado.

http://iris-alasparavolar.blogspot.com/2011/03/ponle-letra-esta-cancion-bouganvilla.html

Por supuesto invitar a todos tus lectores, seguidores, que pasen a leerte y comentarte.

Buen miércoles!

Besos