jueves, 22 de abril de 2010

El mapa de los recuerdos I (Vista)

Sin duda alguna, la vista es “el rey de los sentidos”. La mayor percepción de nuestro entorno la recibimos a través de ella. Si nos dieran a elegir de que sentido podríamos prescindir, sería la última en caer de la lista.


En mi mapa de los recuerdos no hay imágenes fijas, sino secuencias: más largas, más cortas, más intensas, más livianas, unas tristes, otras alegres, divertidas, conmovedoras, sorprendentes,…


Siendo niña, me gustaba levantarme muy, muy temprano para ver amanecer; contemplar cómo las siluetas iban poco a poco tomando forma con timidez y cómo las luces de las casas eran testigos de su vida interior me hacían sentir una furtiva sensación voyeurista.


Años más tarde tuve el placer de contemplar el atardecer en las playas de Mazagón y es, sencillamente, impresionante, ya lo describí en “Pasos”; la vista se pierde en el infinito y sólo estáis tú, el océano y la sensación de ser una minúscula partícula en medio del universo.


Pasear por los senderos de Doñana, perderse por medio de la algaida, sobre unas pasarelas de madera que no sabes a dónde te llevan y observar a otros seres en su hábitat natural te hacen sentirte una intrusa y te nace una conciencia ecológica que te pide proteger y conservar ese entorno.


Subir al Teide y ver que conforme vas subiendo por la carretera, la frondosa vegetación va, poco a poco, desapareciendo y, de repente, te encuentras por encima de las nubes y te preguntas: “¿cuándo he pasado yo por medio?”. Pasar al lado de espesos bosques de pino canario, que nacen de entre enormes terrones de tierra volcánica, por donde la pisada humana es imposible; árboles tan altos y tan pegados entre sí que dentro del bosque sólo existe penumbra. Y, de repente, aparece ante ti un paisaje lunar que te encoge el corazón, tan inhóspito como vivo, de colores intensos que te insinúan su pasado incandescente. O ver por primera vez el azul turquesa del Atlántico, te hace redescubrir el mar.


En mi mapa también hay imágenes dolorosas que prefiero olvidar, porque envenenan el alma. Hay otras imágenes, que aún siendo muy dolorosas, dieron a mi alma consuelo, que me corroboraron que la vida es eso, vida, con lo bueno y con lo malo, que todo es finito, y que afianzaron mi convicción de que vamos a un lugar mejor.


Pero sobre todo, mi mapa tiene imágenes muy divertidas, como las bromas de mis tiempos de instituto, las reuniones con los amigos, la cara de mis hijos la mañana de Reyes,… Pero mi preferida es la cara de mi hijo mayor al nacer: cuando aún estaba a medio salir y yo tenía los ojos apretados por el esfuerzo, la matrona me dijo: ”¡Mira la cara de tu hijo!” Os aseguro que, a pesar de los años, si cierro los ojos, lo vuelvo a ver como si fuera la primera vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien te expresas Bouganvilla.

No soy madre, pero me imaginé momento parto cuando la matrona te dijo eso y me emocioné.

Nos hacemos tus seguidoras y aquí estaré pasando de vez en cuando a leer tus reseñas.

Ade.

Maria dijo...

Buscando imagenes pa' un trabajo de mi hija de Nuestro Teide,di con tu blog

Que bellas palabras,describiste a la perfeccion Nuestro Padre Teide,el que con su altura y majestuosidad,mira y ampara a todos los isleños....soy de Tenerife y tus palabras me llegaron.....Es que la Tierra,tira¡eh!y mucho....jejejeje

Veo que te siguen blog q conozco,asi q voy a seguir navegando por tu blog y leyendo tus preciosas reseñas.

Un saludo